Si algo nos ha sorprendido de Francia muy gratamente ha sido su gente. No nos los esperábamos así, de verdad. Especialmente amables, constantemente nos animaban con un bon courage que, cada vez que lo oíamos, de parte de otros ciclistas, de cualquier paisano o paisana o de quien fuera que nos lo dijera, nos daba realmente más ánimos para seguir pedaleando.
Por otro lado, si hay algo que no nos ha gustado nada de Francia, pero que no es exclusivo de los franceses, sino que ya lo hemos sufrido en Marruecos y en España, han sido los conductores. Hay excepciones, claro, pero, por lo general, el respeto al ciclista es escaso, por no decir nulo. Y hasta aquí podemos hablar mal de Francia. Entramos a Francia después de: Dejar atrás los últimos pueblos del Alto Ampurdán: Colera y Port Bou, llegar a lo alto del Coll de Belitres (165m, 2.7km al 5.5-6%), sentarnos en el murete donde está el letrero de la frontera francesa y sacarnos la foto de rigor, |
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December 2014
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