Si algo nos ha sorprendido de Francia muy gratamente ha sido su gente. No nos los esperábamos así, de verdad. Especialmente amables, constantemente nos animaban con un bon courage que, cada vez que lo oíamos, de parte de otros ciclistas, de cualquier paisano o paisana o de quien fuera que nos lo dijera, nos daba realmente más ánimos para seguir pedaleando.
Por otro lado, si hay algo que no nos ha gustado nada de Francia, pero que no es exclusivo de los franceses, sino que ya lo hemos sufrido en Marruecos y en España, han sido los conductores. Hay excepciones, claro, pero, por lo general, el respeto al ciclista es escaso, por no decir nulo. Y hasta aquí podemos hablar mal de Francia.
Entramos a Francia después de:
Dejar atrás los últimos pueblos del Alto Ampurdán: Colera y Port Bou, llegar a lo alto del Coll de Belitres (165m, 2.7km al 5.5-6%), sentarnos en el murete donde está el letrero de la frontera francesa y sacarnos la foto de rigor,
Por otro lado, si hay algo que no nos ha gustado nada de Francia, pero que no es exclusivo de los franceses, sino que ya lo hemos sufrido en Marruecos y en España, han sido los conductores. Hay excepciones, claro, pero, por lo general, el respeto al ciclista es escaso, por no decir nulo. Y hasta aquí podemos hablar mal de Francia.
Entramos a Francia después de:
Dejar atrás los últimos pueblos del Alto Ampurdán: Colera y Port Bou, llegar a lo alto del Coll de Belitres (165m, 2.7km al 5.5-6%), sentarnos en el murete donde está el letrero de la frontera francesa y sacarnos la foto de rigor,
pasar la antigua aduana y dejarnos "caer" en una bajada casi constante hasta Cerbére. De ahí pasamos por Banyuls-sur-Mer, Port Vendres
y Collioure, donde paramos por ese día.
El día siguiente no iba a ser fácil; se nos presentó un terrible viento desde que salimos de Collioure. Decidimos ir por la costa y la tramontana no dejó de soplar, de frente, como debe ser, durante todo el día. Argeles-sur-Mar, Saint Cyprien, Saint Nazaire, Canet-en-Rousillon, Torreilles, Saint Laurent de Salanque y, en algún sitio a medio camino antes de llegar a Salses le Château, paramos porque eran las 18:30 de la tarde, estábamos extenuados de pedalear cerca de seis horas con un viento muy desagradable. Prácticamente no habíamos comido en todo el día y a Alessandra el viento la tiró de la bici 10 minutos antes, ayudada a caer al suelo por un coche que no paró. Los dos siguientes que pasaron tampoco pararon. Y yo, tengo que reconocer que ni me enteré de todo esto porque estaba 300m más adelante. Entre el viento, la lluvia y los vehículos no oí que me estaba llamando. No pasó nada aparte del susto.
Esta fue la única foto que saqué en todo el día. Se unió el que hubiera poca cosa interesante y un día de perros para tener ganas cero de fotografiar algo.
Esta fue la única foto que saqué en todo el día. Se unió el que hubiera poca cosa interesante y un día de perros para tener ganas cero de fotografiar algo.
Unos cuantos metros más y encontramos una Chambre D'hòte, algo así como los B&B franceses, en la que probamos fortuna y había una habitación libre; 60€ con desayuno abundante no nos pareció mal en esas condiciones.
Al día siguiente cuando nos preparábamos para pagar e irnos, Anne nos hizo un pequeño descuento como contribución a nuestro periplo.
Al día siguiente cuando nos preparábamos para pagar e irnos, Anne nos hizo un pequeño descuento como contribución a nuestro periplo.
Nos levantamos con ganas de pedalear y también de no cruzarnos con muchos coches debido a la experiencia de ayer. Pasamos rápido el tramo de dos kilómetros donde nos quedamos ayer. Un tramo en obras con el firme repleto de gravilla que resultaba muy desagradable pues, a cada paso de un coche, saltaban en buen número hacia nosotros.
Después de pasar Salses, llegamos hasta Opoul-Perillos seguimos por la Route de Feuilla
Después de pasar Salses, llegamos hasta Opoul-Perillos seguimos por la Route de Feuilla
...hasta dejar atrás los Pirineos Orientales y entrar en el Aude (si no me equivoco)
...Después de la subida un ratito para descansar y estirar.
A continuación seguimos por la D227, para dejarla luego y seguir por la D27 que nos llevará a Treilles.
Y una vez pasado el pueblo, vuelta a subir durante unos cuatro kilómetros. Subida suave, pero que por los problemas en las rodillas de Alessandra, tuvimos que empujar más que pedalear.
Después de seguir subiendo y bajando un rato, pasamos Caves y por esas cosas del despiste acabamos metidos en la nacional,
que abandonamos en cuanto vimos el primer letrero para La Palme. De aquí a Port la Nouvelle fue un paseo por una secundaria.Llegados a Port la Nouvele y después de comer/devorar un bocata (llevamos muy mal lo de las comidas), estábamos bastante perdidos. No sabíamos dónde tirar; si quedarnos allí por la hora que era -la intención de la jornada era llegar a Narbonne- o con la misma, después de tomar una caña en un bar del puerto que vimos con conexión a internet, tirar por la carretera nacional, otra vez, en dirección Narbonne. Mientras disfrutábamos de la cerveza, aparecieron dos ciclistas grabando su recorrido del día y nos comentaron que podíamos hacer la vía ciclable que iba desde allí ahasta Narbonne: el Canal de La Robine. ¡¡¡Fantástico!!! 25km de vía ciclable, que nos pareció preciosa y muy variada. Fue algo menos, pero sobre las 19:00 ya estábamos en un camping cerca de Narbonne.
La Marie Therese, última barque de patron, embarcación típica del Canal de la Robine, recientemente restaurada.
A la mañana siguiente salimos dirección Narbonne siguiendo todo el recorrido fluvial que nos depara el Canal de La Robine
Narbonne ha sido la primera ciudad en dejarnos una espinita clavada y nos gustaría volver en algún momento. Comimos el mejor croissant en nuestro paso por Francia.
Salimos de Narbonne con intención de tomar el Canal de Midi hasta Beziers, pero, aún con todo el cargamento de mapas de la ruta que teníamos, nos perdimos y no nos quedó otra que seguir por secundarias sin muchos sitiios de interés. Pasamos de largo por Coursan, Salles d'Aude, Nissan-lez-Enserune y finalmente Colombiers, donde pasamos la noche. Al día siguiente nos quedamos también allí debido a la lluvia que nos cayó encima y que nos dio algunos respiros momentáneos. En aquellos días todavía evitábamos pedalear con agua ;-)
Salimos de Narbonne con intención de tomar el Canal de Midi hasta Beziers, pero, aún con todo el cargamento de mapas de la ruta que teníamos, nos perdimos y no nos quedó otra que seguir por secundarias sin muchos sitiios de interés. Pasamos de largo por Coursan, Salles d'Aude, Nissan-lez-Enserune y finalmente Colombiers, donde pasamos la noche. Al día siguiente nos quedamos también allí debido a la lluvia que nos cayó encima y que nos dio algunos respiros momentáneos. En aquellos días todavía evitábamos pedalear con agua ;-)
Cuando amaneció tomamos la decisión de hacer trampas y coger un tren en Beziers para llegar hasta Nimes y después otro a Tarascon,
donde nos encontraríamos con nuestros primeros Warm Showers en Francia, Julien y Audrey. Julien hace un par de años se hizo su particular vuelta al mundo en 8 meses ( http://julienrueschtdm.blogspot.co.at ) Ha subido unas cuarenta veces el Mont Ventoux y nos puso al día de lo que es y de lo que puede pasar. Antes de encontrarnos con ellos estuvimos por la ciudad, precioooosa por cierto, sacando alguna foto.
Visitamos a figuras claves de la ciudad, como Tartarín de Tarascón, cazador de gorras en tierras del mediodía francés y de leones en África, siempre encerrado en el "espejismo" que afecta a sus paisanos y a si mismo.
"Voy a deciros de dónde provenía su realeza. Habéis de saber, en primer lugar, que en Tarascón todos son cazadores, desde el más grande hasta el más chico. La caza es la pasión de los tarasconeses, y lo es desde los tiempos mitológicos en que la Tarasca hacía de las suyas en los pantanos de la ciudad y los tarasconeses organizaban batidas contra ella. ¡Ya hace rato de esto, como veis! Pues bien: todos los domingos por la mañana Tarascón toma las armas y sale de sus muros, morral a cuestas y escopeta al hombro, con grande algarabía de perros, hurones, trompas y cuernos. El espectáculo es magnífico; pero... no hay caza; la caza falta en absoluto."
-Entonces, si falta la caza...¿cuál es la caza? preguntareis sorprendidos ¿Verdad?. Pues, gorras
"Como cazador de gorras, Tartarín no tenía rival. Todos los domingos por la mañana salía con una gorra nuevecita; todos los domingos por la tarde volvía con un pingajo. En la casita del baobab(*) el desván estaba lleno de tan gloriosos trofeos. Por eso todos los tarasconeses le proclaman maestro, y como Tartarín se sabía de corrido el código del cazador, como había leído todos los tratados y manuales de todas las cazas posibles, desde la caza de la gorra hasta la del tigre de Birmania, aquellos señores le habían convertido en juez cinegético y le tomaban por árbitro en sus discusiones."
(*) " Por fuera, la casa no tenía nada de particular. Nadie hubiera creído hallarse ante la mansión de un héroe. Pero, en entrando, ¡ahí era nada! Del sótano al desván, todo en el edificio tenía aspecto heroico, ¡hasta el jardín!... ¡Vaya un jardín! No había otro como él en toda Europa. Ni un árbol del país, ni una flor de Francia; todas eran plantas exóticas: árboles de la goma, taparos, algodoneros, cocoteros, mangos, plátanos, palmeras, un baobab, pitas, cactos, chumberas..., como para creerse transportado al corazón de Africa central, a 10 000 leguas de Tarascón. Claro es que nada de eso era de tamaño natural; los cocoteros eran poco mayores que remolachas, y el baobab —árbol gigante (arbos gigantea)— ocupaba holgadamente un tiesto de reseda. Pero lo mismo daba: para Tarascón no estaba mal aquello, y las personas de la ciudad que los domingos disfrutaban el honor de ser admitidas a contemplar el baobab de Tartarín salían de allí pasmadas de admiración." Tartarín de Tarascón, de Alphonse Daudet.
"Voy a deciros de dónde provenía su realeza. Habéis de saber, en primer lugar, que en Tarascón todos son cazadores, desde el más grande hasta el más chico. La caza es la pasión de los tarasconeses, y lo es desde los tiempos mitológicos en que la Tarasca hacía de las suyas en los pantanos de la ciudad y los tarasconeses organizaban batidas contra ella. ¡Ya hace rato de esto, como veis! Pues bien: todos los domingos por la mañana Tarascón toma las armas y sale de sus muros, morral a cuestas y escopeta al hombro, con grande algarabía de perros, hurones, trompas y cuernos. El espectáculo es magnífico; pero... no hay caza; la caza falta en absoluto."
-Entonces, si falta la caza...¿cuál es la caza? preguntareis sorprendidos ¿Verdad?. Pues, gorras
"Como cazador de gorras, Tartarín no tenía rival. Todos los domingos por la mañana salía con una gorra nuevecita; todos los domingos por la tarde volvía con un pingajo. En la casita del baobab(*) el desván estaba lleno de tan gloriosos trofeos. Por eso todos los tarasconeses le proclaman maestro, y como Tartarín se sabía de corrido el código del cazador, como había leído todos los tratados y manuales de todas las cazas posibles, desde la caza de la gorra hasta la del tigre de Birmania, aquellos señores le habían convertido en juez cinegético y le tomaban por árbitro en sus discusiones."
(*) " Por fuera, la casa no tenía nada de particular. Nadie hubiera creído hallarse ante la mansión de un héroe. Pero, en entrando, ¡ahí era nada! Del sótano al desván, todo en el edificio tenía aspecto heroico, ¡hasta el jardín!... ¡Vaya un jardín! No había otro como él en toda Europa. Ni un árbol del país, ni una flor de Francia; todas eran plantas exóticas: árboles de la goma, taparos, algodoneros, cocoteros, mangos, plátanos, palmeras, un baobab, pitas, cactos, chumberas..., como para creerse transportado al corazón de Africa central, a 10 000 leguas de Tarascón. Claro es que nada de eso era de tamaño natural; los cocoteros eran poco mayores que remolachas, y el baobab —árbol gigante (arbos gigantea)— ocupaba holgadamente un tiesto de reseda. Pero lo mismo daba: para Tarascón no estaba mal aquello, y las personas de la ciudad que los domingos disfrutaban el honor de ser admitidas a contemplar el baobab de Tartarín salían de allí pasmadas de admiración." Tartarín de Tarascón, de Alphonse Daudet.
Vimos también a Gatín de Tarascón, curioso ante la cámara.
Pasamos a comprar por Les 7 Epis, una boulangerie Bio, donde todo lo que hacen está riquísimo: panes, chocolate, pastelillos....¡mmmmmmhhh!. Y también estaba Gatín con nosotros, a ver si le caía algo.
A la mañana siguiente, pronto, nos pusimos en marcha dirección Rocheford du Gard; para eso tuvimos que pasar por Vallabregues, St. Pierre de Mézoargues, algún que otro pueblo más que no recordamos, Villeneuve -les- Avignon y, finalmente, Rocheford, donde estaban esperándonos una pareja de Warm Showers entrañables, Marie Therésè y Roland, y Pastis, la gata.
Nos dieron un frasco con un alimento mágico para subir el Ventoux, que ya empezaba a ser para mi una obsesión y, también, nos enseñaron un montón de rutas para hacer por Francia.
Nos dieron un frasco con un alimento mágico para subir el Ventoux, que ya empezaba a ser para mi una obsesión y, también, nos enseñaron un montón de rutas para hacer por Francia.
Nos acompañaron desde Rocheford hasta la carretera de salida de Avignon hacia Bedoin, previo tour por la ciudad y sus sitios más emblemáticos.
Cuatro horas más tarde llegamos a Bedoine.
Y el día después subiríamos al Mont Ventoux. Ha sido sin duda uno de los momentos más emocionantes para nosotros; como reto y por lo especial del sitio. No deja de ser uno de los puertos míticos del Tour de Francia, un Hors Categorie, algo así como un fuera de categoría, que consta de casi 21km, desde Bedoin, con una media de 7,5% de desnivel.
Copio y pego de la web del Tío del Mazo, porque la memoria no me da para tanto, aunque haya abundante información durante el ascenso.
"La ascensión comienza suave, con rampas máximas del 5,8 por ciento antes del kilómetro 5. En ese punto la cosa se complica y en los siguientes cuatro kilómetros la pendiente media oscila entre el 8,8 y el 10,6 por ciento. Un buen lugar para atacar si alguien quiere obtener diferencias y se encuentra con las fuerzas necesarias, puesto que salvo en el kilómetro 16 cuando hay un leve descanso (si a una pendiente media del 5,5 por ciento se le puede llamar descanso), los últimos kilómetros también son de aupa. Sin ir más lejos, los últimos dos antes de coronar y de meta van al 9,5 por ciento los dos."
Copio y pego de la web del Tío del Mazo, porque la memoria no me da para tanto, aunque haya abundante información durante el ascenso.
"La ascensión comienza suave, con rampas máximas del 5,8 por ciento antes del kilómetro 5. En ese punto la cosa se complica y en los siguientes cuatro kilómetros la pendiente media oscila entre el 8,8 y el 10,6 por ciento. Un buen lugar para atacar si alguien quiere obtener diferencias y se encuentra con las fuerzas necesarias, puesto que salvo en el kilómetro 16 cuando hay un leve descanso (si a una pendiente media del 5,5 por ciento se le puede llamar descanso), los últimos kilómetros también son de aupa. Sin ir más lejos, los últimos dos antes de coronar y de meta van al 9,5 por ciento los dos."
Pero claro sería mucho pedir, somos conscientes de ello, una ascensión en solitario y disfrutar de un día maravilloso y ¡¡¡SIN VIENTO!!! como era; Ya nos lo dijeron el día anterior "mañana van a subir unas tres mil personas porque se está celebrando el Tour du Als" http://www.tourduals.nl/home/ Y, en efecto, aquello estaba petado de holandeses que participaban en la carrera y de gente de todas partes, como nosotros, que quería llegar hasta arriba. Tardamos, si no recuerdo mal, de cuatro a cinco horas en "coronar". Ale con sus dolores de rodillas, hizo sólamente la última rampa (12%) empujando. Es una campeona y me quito el casco ante ella por cómo aguanta. Yo en los últimos 4km tuve como una, por decirlo así, pequeña pájara mental; estaba un poco harto del mogollón, de la gente que iba por todos lados, se me hizo un poco pesado. También creo que coincidió con la altura; en cuanto "aclimaté" un poco, me tomé otra cucharada del alimento mágico de Marie Therèsé y descansé hice casi del tirón todo hasta el repetidor, incluída la última rampa que, sinceramente y sin alardear no me costó nada, nada hacerla. No me lo creía. Intenté grabar esa última rampa, pero salió un churro. La batería se había acabado, como de costumbre, y la tenía conectada a la batería externa para cargarla un poquito. Como también estaba lloviendo no me atreví a hacer muchas virguerías para que no se mojara nada. Un churro.
Al llegar, me saqué la foto de rigor, con más mala leche que satisfacción, por todo el mogollón que había montado. Ale llegó al rato, pues se había metido por no sé dónde ;-)
Al llegar, me saqué la foto de rigor, con más mala leche que satisfacción, por todo el mogollón que había montado. Ale llegó al rato, pues se había metido por no sé dónde ;-)
Descansamos un ratito arriba mientras nos hacíamos un café, como buenos noveleros, y "disfrutábamos" del tormentón con diluvio que empezaba a caer y que dejaríamos atrás prácticamente llegando de nuevo a Bedoin, 20km más abajo. La bajada fue entretenida. Ale bajaba tranquila pero con algo de temor, pues no sabía cómo desenvolverse en esas condiciones; yo bajaba casi sin frenos, porque con las pastillas del freno se me deshacían por momentos y, ambos, flipábamos viendo como bajaba el resto de la peña.... fiuuuuuuuumm. Disfruté cada metro de ese descenso.
Para celebrarlo, nos tomamos una cervecita en una terraza y después con vino, ya en nuestra casa nómada. No quedaba ninguna botella, en las estanterías del súper, de Dominio del Ventoux, aparte de ser de los más baratillos, era de la zona y al final compré un Domaine du Mistral, así matábamos dos pájaros de un tiro, por aquello del viento, ora Tramontana ora Mistral. ¡Y todavía nos iban a quedar km. por delante de viento! Vaya que sí.
Las siguientes paradas de nuestro viaje iban a ser: Camaret sur Aigues, Orange, Sant Paul Trois Chateaux, Crêst, Sant Nazaire in Royans, Grenoble, Chambery y finalmente Annecy le Vieux.
Pd: anda que no es vıejo esto....ya estamos en Turquia (se nota por los acentos ;) )
Para celebrarlo, nos tomamos una cervecita en una terraza y después con vino, ya en nuestra casa nómada. No quedaba ninguna botella, en las estanterías del súper, de Dominio del Ventoux, aparte de ser de los más baratillos, era de la zona y al final compré un Domaine du Mistral, así matábamos dos pájaros de un tiro, por aquello del viento, ora Tramontana ora Mistral. ¡Y todavía nos iban a quedar km. por delante de viento! Vaya que sí.
Las siguientes paradas de nuestro viaje iban a ser: Camaret sur Aigues, Orange, Sant Paul Trois Chateaux, Crêst, Sant Nazaire in Royans, Grenoble, Chambery y finalmente Annecy le Vieux.
Pd: anda que no es vıejo esto....ya estamos en Turquia (se nota por los acentos ;) )